La Dirección espiritual, hoy en día llamada Acompañamiento espiritual, es una de las prácticas más antiguas y hermosas de la Iglesia católica. La palabra “Acompañamiento” procede de los sufijos latinos Cum que significa “Junto a” y Panis que significa “Pan”. Es decir, acompañar significa compartir el pan con alguien; significa también dedicar tiempo y espacio a una persona.

Así, el Acompañamiento espiritual es un encuentro entre dos seres humanos. Es un encuentro entre un acompañante y un acompañado. Este último desea que otro le escuche y le ayude a discernir la presencia y la acción de Dios en su camino de fe. Parte del principio de que todos llevamos dentro de nosotros esa vocación a convertirnos en santos; en místicos.

Tradicionalmente, la práctica de la Dirección o el Acompañamiento espiritual había sido ejercida exclusivamente por sacerdotes. Sin embargo, en las últimas décadas, numerosos laicos, desde una sólida formación académica y religiosa, han comenzado a brindar también este servicio pastoral. Por esta razón, es importante que antes de elegir un director o un acompañante espiritual, realices una cuidadosa búsqueda. Piensa en que le estarás abriendo las puertas de tu alma a otra persona.

En Plenitud del Misterio se ofrece formación en Acompañamiento espiritual, la cual abarca una variedad de temáticas sobre la vida espiritual, en las que también se integran elementos antropológicos y psicológicos para alcanzar esa perspectiva integral del ser humano y su existencia que tanto necesitamos hoy en día. Aunado a la formación, se ofrece el servicio personalizado de Dirección o Acompañamiento espiritual, tal y como lo puedes revisar más abajo.