Hacia lo inefable

Las cambiantes circunstancias históricas, sociales, culturales y religiosas ciertamente han provocado una situación que el gran psicólogo Víktor Frankl llegó a llamar el “vacío existencial”. Es lo que también teólogos como Juan Martín Velasco llamaron el “malestar religioso en nuestra cultura”. Se trata de un fenómeno propio de nuestra época, caracterizado por esa progresiva ausencia de Dios no solo en las vidas de muchas personas, sino ausencia en la sociedad y la cultura. Esto ciertamente ha tenido sus consecuencias al interior de la Iglesia, pues somos testigos de una de las mayores crisis de los últimos siglos. Una en la que el relativismo doctrinal, moral y litúrgico han ido predominando en muchos católicos, y esto definitivamente ha llevado a muchos a la confusión.

A la tibieza en su vida de fe, o peor, al abandono de esta por otras iglesias cristianas, otras religiones, o simplemente, a dejar de creer en Dios. Es dramático ver no solo el imparable declive en el número de católicos en la mayoría de los países donde antes fueron mayoría, sino también el empobrecimiento de la vida litúrgica y comunitaria en la Iglesia. Sin embargo, estos son apenas los síntomas, porque la crisis en la Iglesia es una espiritual. Es una crisis que toca a las raíces de nuestra misma existencia como personas y como sociedad. Pero contrario al pesimismo en que muchos han caído, o el criticismo tóxico de otros, es necesario ver esta situación desde una perspectiva de fe.

Es a lo que el místico Ignacio Larrañaga nos invitaba continuamente, pues él consideró esta difícil situación como una noche oscura; una purificación por la que el Señor conduce a su Iglesia. Es aquí donde entra el presente curso, el cual se inspira en el camino de la fe viva al que nos llamó el Concilio. Un camino que trasciende todas las épocas, y nos lleva al encuentro definitivo con la Santísima Trinidad. ¿Qué mejor forma de lograr esto que conociendo los fundamentos teológicos de nuestra vida espiritual como católicos? Es así como el objetivo de este curso es el de profundizar desde una perspectiva general en los fundamentos teológicos de la vida espiritual para el conocimiento de su naturaleza, su dinamismo y su fin último.

IMPORTANTE:

Para matricular este curso se deben haber completado los Niveles I y II de este programa de formación.