La vida meditada es una serie sobre cómo afrontar el día a día desde nuestra fe; desde la sabiduría de Cristo. Cada día tiene su afán, como bien nos lo dijo el Señor (Mt 6,25-34). En este sentido, es en el aquí y el ahora donde podemos vivir nuestra fe en su máxima plenitud.
¿Por qué esta serie? Porque una vida meditada es una vida sin sentido, sin horizontes y sin sabiduría. Tanto los santos y los místicos, a ejemplo del Señor, dedicaron una parte importante de sus vidas a meditar. ¿Meditar sobe qué? Se preguntarán algunos, pues sobre ese don tan maravilloso que es el existir en sí mismo.
Especialmente en los momentos más difíciles, dolorosos e inciertos es cuando se hace necesario que los católicos, y en sí, toda persona creyente, reflexionen sobre el rumbo de su existencia, y hacia donde vamos.